Uno de los tópicos recurrentes en el cine y la literatura de terror es el cuerpo femenino y la reproducción sexual. Desde los años sesenta y setenta, el cine de terror se animó a retratar al embarazo y la maternidad en forma de pesadilla y no de sueño idílico, contando historias extrañas que presentan a fetos abortados que regresan a vengarse, casas que detienen y violan a sus ocupantes, o cesáreas de emergencia improvisadas y macabras.
Para la filósofa Erin Harrington de la Universidad de Canterbury, el cine de terror es un espacio de expresión y exploración que aprovecha los horrores narrativos y estéticos de lo reproductivo, lo materno y lo sexual para exponer los fundamentos de la otredad social, política y filosófica de las mujeres. En su libro “Women, Monstrosity and Horror Film”, Harrington propone el uso de la categoría “Ginecohorror” para referirse a todos los aspectos del horror reproductivo femenino. Desde los órganos sexuales hasta la virginidad y el primer sexo, pasando por el embarazo, el aborto, el nacimiento y la maternidad, hasta la menopausia y la posmenopausia.
El término Gineco, proviene de la raíz griega “Gynae” que designa a la mujer. El “Ginecohorror” se puede aplicar a todas aquellas expresiones del horror que enmarcan la vagina como vulnerable, pero también como un lugar de terror: llena de dientes o serpientes, peligrosa y amenazante, o infectada y enferma. También se incluyen las narrativas de vírgenes sacrificadas, monstruos menstruales y súcubos hambrientos, las madres monstruosas, que van desde las abusivas hasta las psicóticas y las vengativas, hasta las que buscan embarazos sobrenaturales, nacimientos violentos y actos de violación y coerción sexual.

El “Ginecohorror” también cuestiona una amplia gama de tecnologías reproductivas que pueden victimizar y fragmentar a las mujeres, empoderar a los no nacidos y desmantelar la subjetividad femenina, comúnmente ligada a una construcción sociocultural y discursiva de la feminidad desde lo monstruoso.
Este término busca poner de relieve la manera en que el horror de los monstruos femeninos está vinculado al cuerpo como dispositivo reproductivo y lo materno, de una manera que no es el caso de los monstruos masculinos o neutrales en cuanto al género. Esto también incluye las figuras de la bruja, el útero monstruoso, el cuerpo pubescente poseído y la madre arcaica y envolvente.

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